EDAD ANTIGUA (4000 a.C. a 476 d.C.)
Los hallazgos en esta etapa se
referían mas bien a la presencia de gusanos que podían observarse a simple
vista en las heces.
El papiro de Ebers es de los más antiguos (1500 a.C.) y ahí se hallaron las primeras descripciones de parásitos que afectan a las personas, además de detalles de enfermedades de posible origen parasitario, tal vez gusanos intestinales. Uno de ellos es, el nematodo Dracunculus medinensis, del que se describe su naturaleza infecciosa y la manera de extraerlo de la piel.
En la India hay un documento
escrito en sánscrito alrededor del año 1000 a.C. se refiere a la presencia de
diarrea con moco y sangre en un individuo, posiblemente hacía referencia a una
infección amebiana.
En Egipto la estatua del faraón Mentuhotep,
de cerca de 2000 a.C., muestra la hinchazón característica de las piernas y
sugiere que sufrió elefantiosis, una enfermedad causada por un nematodo llamado
Wuchereria bancrofti.
La Edad Antigua finalizó con el
colapso del Imperio Romano; este periodo tuvo carácter militar y la historia de
la parasitología aún no registraba hechos decisivos.
EDAD MEDIA (476 a 1453 d.C.)
El conocimiento de parásitos en la edad media no avanzo mucho, pues recordemos que esta etapa de la historia la gente trataba de apoyarse en ideas que espiritualmente tienen mucha fuerza: el poder lo ejercía la Iglesia y se corría el riesgo de que la explicación de la vida en razón de la naturaleza condujera a la calificación de hereje y a la hoguera, como lo ordenó la Santa Inquisición en el siglo XIII. Y los pocos conocimientos y libros generados en esta época de origen científico eran prohibidos, o destruidos.
Sin embargo, en esta época uno de los únicos libros donde se han encontrado referencia a parásitos fue la biblia donde habla sobre la existencia de Dracunculus medinensis, que se describe como una “serpiente dragón” que eliminó a los judíos en el Mar Rojo después del éxodo de Egipto (1250 a 1200 a.C) y tambien al padecimiento causado por este helminto lo denominaban “vena podrida” o “vena de Medina.
La edad media finaliza con la caída del Imperio Bizantino a manos de los turcos otomanos siglo XV (1.453) pero todo comienza a cambiar y mejorar cuando llegamos a la siguiente etapa:
EDAD MODERNA (1473 A 1789 D.C.)
Abarco acontecimientos como la
ilustración y el renacimiento, como movimientos para que la sociedad avanzara.
En el Renacimiento, dentro de los
grandes descubrimientos, Carl von Linné (Carlos Linneo) describió seis gusanos:
Ascaris lumbricoides, Ascaris vermicularis (Enterobius vermicularis), Gordius
medinensis (Dracunculus medinensis), Fasciola hepatica, Taenia solium y Taenia
lata (Diphyllobothrium latum).
En 1681, Antón van Leeuwenhoek
descubrió al protozoario Giardia lamblia en heces diarreicas de sí mismo,
gracias a la invención de su microscopio.
A partir del Renacimiento, alrededor de los siglos xv y xvi, se observaron grandes adelantos acerca de las enfermedades parasitarias. Un factor determinante que permitió difundir la información fue el invento de la imprenta, en 1435, por Gutenberg. Gracias a esta el conocimiento podía llegar hacia mas personas. También hay que mencionar que en esta época la gran enciclopedia jugo un papel importante para demostrar el uso del conocimiento a partir de la razón y promover el progreso.
EDAD CONTEMPORANEA (1790 A LA ACTUALIDAD)
Comienza oficialmente con el
inicio de la revolución francesa y es la que vivimos en la actualidad, abarca
mayores avances para la parasitología debido a los descubrimientos científicos
y tecnológicos.
En 1798, el cirujano de la armada
francesa, A.J. Renoult, describió los primeros casos de hematuria en la
esquistosomiosis manifestada entre los soldados.
Alrededor de 1838, el médico italiano Angelo Dubini notificó la presencia de uncinarias en seres humanos y en 1854 Wilhelm Griesinger explicó esta enfermedad que es causada por parásitos helmintos de la familia Ancylostomidae.
En 1836, Forbes identificó a Dracunculus medinensis en el agua y lo describió, y en 1870 se reconoció su ciclo biológico a partir de crustáceos.
En 1862, el médico francés Joseph
Davaine demostró, con el uso de parásitos, que la transmisión de Ascaris
lumbricoides se debía a la ingestión de sus huevos; el italiano Giovanni
Battista Gras se infectó a sí mismo con huevos de Ascaris lumbricoides, y
después de varias semanas los halló en su excremento.
Patrick Manson, en 1877, detalló
el ciclo biológico de los nematodos que causan la filariasis.
En cuanto a los trematodos, su descubrimiento (ocurrido entre 1874 y 1918) se relacionó con Paragonimus westermani, que Ringer reconoció en pulmones humanos en 1879; en 1880, Manson y von Baelz encontraron los huevos de este parásito en el esputo, así como de Clonorchis sinensis y especies de Opistorchis.
La enfermedad de Chagas se
remonta a 1907, cuando el médico brasileño Carlos Chagas describió al parásito
(tripanosoma cruzi) , así como la transmisión y la enfermedad.
En 1921, los hermanos Edouard y Ettiene Sergent demostraron que los mosquitos del género Phlebotomus transmiten la leishmaniasis. Y en 1922 se descubrió que el transmisor de este parasito es Lutzomyia.
En 1912 se dio a conocer Cryptosporidium parvum, cuando el parasitólogo americano Edward Ernest Tyzzer lo encontró en las glándulas gástricas de un ratón de laboratorio y el crédito del primer registro de esta infección humana correspondió a Nime y Meisel en 1976.
En 1979, el parasitólogo inglés Richard Ashford demostró la presencia de Cyclospora cayetanensis en pacientes de Papúa, Nueva Guinea.
Cada descubrimiento que se ha realizado a lo largo de toda la historia ha sido fundamental para llegar hasta donde hoy estamos y como hemos visto no ha sucedido en 1 solo momento, pues algunos investigadores han comenzado su trabajo y muchos otros lo continuaron y qué hizo pensar a los investigadores que lo que estaban observando era novedoso. Transportarse a la época de los científicos es apasionante desde su propia perspectiva, sin dejar de lado la emoción que sintieron al demostrar sus conocimientos y avances.
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